Siendo niño, los padres de Shinpei murieron y él fue acogido por la familia Kofune, que lo crió como a un hijo más. Años después, mientras vive en Tokio, Shinpei se ve forzado a regresar a su isla natal para asistir al funeral de su amiga de la infancia Ushio, quien ha fallecido ahogada en el mar intentando salvar a una niña. Lo que debería haber sido una corta visita para compartir el duelo con la familia y sus allegados se convierte en un misterio ante la sospecha de que la muerte de Ushio pudo no haber sido un accidente.